Cuando Christopher Nolan realizó TENET, su anterior película a Oppenheimer, lo tuvo que hacer sin una de sus personas de confianza, ya que no pudo contar con Hans Zimmer para la composición de la banda sonora al estar este completamente inmerso en el proceso de creación de Dune. Ante esta tesitura Nolan decidió contar con un compositor de cual ya se había vislumbrado todo su potencial gracias a sus anteriores trabajos, Ludwig Göransson, y a tenor de los resultados obtenidos tanto en TENET como en Oppenheimer, podemos decir que no se equivocó para nada con su decisión.
Ludwig Göransson, nacido en Suecia en 1984, comenzó a ponerse en el mapa gracias a su composición de la banda sonora de la película Creed (2015), el spin-off de la saga Rocky dirigido por Ryan Coogler. Aunque sería en 2018 también de la mano del mismo Coogler donde su carrera despegó por completo gracias a la banda sonora de la película Black Panther (2018), por la cual obtuvo su primer Oscar. Tras el reconocimiento por la cinta de Marvel, Göransson fue el encargado de poner música a la primera serie de acción real de Star Wars, The Mandalorian, todo un reto y responsabilidad para el compositor pues todo el mundo sabe del legendario e icónico trabajo de John Williams a lo largo de la saga. Y el resultado fue excepcional, sabiendo captar perfectamente la esencia de la serie, con una influencia muy marcada por la música de los westerns antíguos, con un tema principal The Mandalorian que ya es história del universo creado por George Lucas.
Como decía anteriormente, Christopher Nolan a excepción de en tres películas (Memento, Insomnio y el Truco Final), siempre había contado con las composiciones musicales de Hans Zimmer para sus cintas, con bandas sonoras para el recuerdo como las de la trilogía del Caballero Oscuro, Origen o la inconmensurable Interstellar. Pero en esta ocasión había un inconveniente y es que el compositor alemán estaba comprometido al máximo con la adaptación de Dune, que según en sus propias palabras siempre había sido un sueño sueño para él. Entonces dadas las circunstancias, Nolan optó por Ludwig Göranson, y sin duda este estuvo completamante a la altura del proyecto, con un registro musical completamente diferente de lo que venía realizando, creando una banda sonora con mucha dínamica, bajos potentes y mezcla de sonidos que proporcionan un ritmo vertiginoso e intrigante a las imágenes de la película. Todo lo comentado anteriormente, en cuanto al estilo de composición eligido, se refleja en la piezas RAINY NIGHT IN TALLINN, INVERSION o 747.
Una banda sonora fiel reflejo de la película
Y llegamos a la razón de ser de este artículo que es Oppenheimer, donde Ludwig Göranson vuelve a proporcionar una banda sonora que destaca desde sus primeras notas de la pieza de apertura llamada Fission y que deja claras las intenciones del autor. Pasando por momentos incluso relajantes a otros impetuosos, Göransson ha sabido plasmar perfectamente el mensaje de la cinta de Nolan, captando el sentimiento de cada proceso que llevó a la creación de la bomba atómica, evocando a la investigación, la intriga e incluso a la melancolía y el miedo, emociones que se sienten al escuchar la banda sonora al completo.
Con reminiscencias inevitables a sus otros trabajos, sobretodo TENET, la banda sonora de Oppenheimer transita en sus primeros compases, como ya he dicho anteriormente, por el camino de la investigación y el descubrimiento de algo importante. Pero lo realmente interesante es como va variando el tono a medida que se va avanzando en la trama, tornándose en una composición más oscura que refleja tensión, incertidumbre, en realidad peligro por algo como la bomba atómica. Piezas como la comentada Fission, Los Alamos o Manhattan Project contrastan sin duda alguna con otras como Ground Zero y What We Have Done.
Ludwig Göransson vuelve a realizar un trabajo excelente con la banda sonora de Oppenheimer, consagrándole mas si aún cabe, como uno de los mejores compositores de la actualidad.