En los últimos tiempos, el cine de espías se ha convertido en uno de los más prolíficos en el mundo del cine, personajes como James Bond, Ethan Hunt o Jason Bourne, han protagonizado algunas de las más espectaculares y emocionantes historias. Ante tal éxito, no son pocos los intentos de crear una saga de nuevo sello que entre a formar parte de la élite, entre las que se encuentran las cintas de los personajes mencionados anteriormente.
En esta ocasión es el turno de Agente Stone, la película de Netflix en colaboración con Skydance, productora de Misión Imposible. Protagonizada por, Gal Gadot, la película demuestra una clara intención por parte de la plataforma de streaming de crear una nueva franquicia.
UNA BUENA PREMISA CON UNA EJECUCIÓN IRREGULAR
Dirigida por Tom Harper, Agente Stone se desarrolla en base a una premisa interesante, en la que una oscura agencia de espionaje llamada, La Carta, dispone de una poderosa tecnología, de la cual se sirven para detener todo tipo de amenazas que pongan el riesgo la seguridad mundial. Esta idea, aunque ya vista en algún titulo anterior como la serie, Person of Interest, sirve de hilo conductor de la trama, pues toda gira en torno a ella y como toda tecnología o arma potencialmente interesante, es susceptible de caer en malas manos.
El arranque de la película es más que satisfactorio, dejando entrever el potencial evidente de la historia, donde el personaje de Gal Gadot, Rachel Stone, se encuentra envuelta en una peligrosa misión para detener a un peligroso criminal. Una vez finalizada dicha misión, la trama podría haberse dirigido hacia un escenario más oscuro dada su apertura pero, la realidad es que decide tomar el camino fácil incurriendo en los errores típicos del género, dando lugar a un relato liviano y completamente común ya visto en muchas ocasiones, basado en una venganza personal.
En cuanto a las actuaciones hay que decir que, Gal Gadot está solvente en su papel protagónico, demostrando sus dotes para la interpretación de este tipo de papeles, pero el problema reside en que al final la actriz de Wonder Woman, ofrece la mejor interpretación posible en base al irregular guion del que dispone. El resto de actores dan una sensación tremenda de ir en piloto automático, con una puesta en escena correcta sin más, cosa que demuestra una falta de profundidad en el desarrollo de los personajes tremenda.
Las escenas de acción, aunque escasas y breves están bien realizadas, lo que ocurre es que cuando estamos ante una producción de este tipo, el espectador espera un nivel cercano a los mostrado en las últimas películas de James Bond, donde un Daniel Craig excelso, se enfrenta a todo tipo de situaciones escabrosas, con una ejecución espectacular.
REPETIR LA FORMULA NO ES SINÓNIMO DE ÉXITO
Agente Stone, está claramente influenciada por sagas como Misión Imposible o James Bond, con claros puntos en común, como la existencia de una organización de espionaje a la cual pertenece el personaje principal y el respaldo de un equipo de apoyo detrás de este. Unos Factores que, sin duda, aplicados de manera correcta dan mucho juego a la trama, el problema es que para que esto funcione necesitas unos personajes que causen interés a su vez que posean un gran carisma, y para llegar a este punto necesitas una construcción adecuada para los mismos, cosa que en la cinta de Netflix no sucede.
Por tanto, es evidente que por el mero hecho de explotar una fórmula que funciona muy bien en otras producciones, no significa que el resultado vaya a ser el mismo, ni mucho menos, porque la realidad es que influyen muchos factores.
Lo que podemos extraer de Agente Stone después de su visualización, es que es un thriller de acción y espionaje que no destaca casi en ningún aspecto, dando lugar a un título que está muy por debajo de lo esperado para tratarse de una producción de este calibre que, si bien es cierto, sirve para pasar un rato entretenido pero que no tiene visos de convertirse en una franquicia de éxito.