Star Wars: The Acolyte ya está aquí con el estreno de sus dos primeros episodios, suponiendo una toma de contacto que resulta magnética por el propio contexto de la serie, ambientándose alrededor de un siglo antes de los acontecimientos narrados en La amenaza fantasma, algo que provoca que su acción se ubique en un periodo inexplorado en acción real como es la Alta República. En este sentido, se puede decir que todos los detalles de representación de esta época están cuidados al extremo, dándonos cuenta de inmediato sobre todo a nivel de tecnología y conceptos, de que estamos en un periodo pasado, una esencia que la creadora de la serie Leslye Headland ha sabido captar muy bien, pues era muy fácil caer en el error de representar la galaxia tal y como la conocemos.
The Acolyte tiene un arranque frenético, yendo directamente al foco de la acción con ese personaje misterioso interpretado por Amandla Stenberg, acudiendo a una cantina para enfrentarse a la maestra Jedi Indara (Carrie Anne-Moss). Sin mediar más que unas pocas palabras, ambas se enfrascan en un duelo en el que la intención de la guerrera es matar a Indara, estando versada claramente en el uso de la Fuerza, aunque lejos de las capacidades que un Jedi posee. En un primer momento Indara no sabe quién es, pues esta lleva media cara cubierta, pero en el fragor del combate consigue desenmascararla y revelar su identidad. Para nosotros como espectadores, esto no tiene sentido inmediatamente, cobrándolo más tarde a medida que surgen las revelaciones a lo largo de los dos episodios estrenados. Finalmente, Indara es asesinada por la desconocida cuando se despista intentando salvar al propietario de la cantina, resultando el primer hecho impactante de la serie dada la importancia de Ann-Moss como actriz.
En su plan inicial de sembrar el caos y la duda entre los espectadores, inmediatamente la trama se enfoca nuevamente en el personaje de Stenberg, encontrándose descansando en una nave, pereciendo ajena a lo que en teoría acababa de hacer. Su labor es la de realizar reparaciones en la nave, siendo conocidos este tipo de trabajadores como mekneks, mecánicos independientes que reparaban los cascos exteriores de las naves espaciales, algo similar a lo hacen las unidades R2, situación tantas veces vista a lo largo de la saga. En estas, la nave de la federación de comercio recibe la visita de dos Jedis en busca de Osha, nombre del personaje de Stenberg, una antigua Jedi que abandonó ese camino hace algún tiempo. Osha es interrogada por el maestro Jedi Yord Fandar (Charlie Barnett), a quien conoce de cuando estuvieron en la academia Jedi, mencionándole este que ha sido identificada como la sospechosa del asesinato de Indara, pues el aspecto es el mismo. Esto provoca que Osha sea detenida y subida a una nave prisión para su traslado a Coruscant donde será juzgada por su acto.
Osha fue salvada de niña por el Maestro Sol
En Coruscant, la capital de la República donde se encuentra en Templo Jedi, el antiguo maestro de Osha, Sol (Lee Jung-jae), es informado por Vernestra Rwoh (Rebecca Henderson) de que su antigua padawan ha sido reconocida como la autora del crimen de Indara, causando esto muchas dudas en él. Sol afirma que esto no puede ser posible, pues Osha era una alumna leal, además de haber sido salvada por él mismo e Indara de un incendio en su planeta natal cuando tan solo era una niña.
Hablando de Sol, Lee Jung-Jae (El juego del calamar) hace que el personaje se convierta instantáneamente en uno de los alicientes de la serie, teniendo posibilidades de convertirse en uno de los Jedi favoritos de fans de la saga, pues tiene un carisma y saber estar como otros ya habían tenido en Star Wars.
Volviendo al misterio de Osha, una vez encarcelada en la nave prisión, un motín a bordo del resto de prisioneros provoca que esta se acabe estrellando en el planeta Carlac, donde recibimos las respuestas a las preguntas que se habían planteado al inicio del episodio. En medio de una ventisca de nieve, Osha se despierta en la nave con graves desperfectos por el impacto, siendo en ese momento cuando se da cuenta de la presencia de una figura infantil encapuchada, a la cual sigue y reconoce como Mae, su hermana teóricamente muerta en el mencionado incendio del planeta Brendok. Esta secuencia sueño/alucinación, muy similar a lo vivido con Rey y Kylo Ren cuando ambos podían conectar mentalmente en Los últimos Jedi, permite descubrir que quien ha matado a Indara no es realidad Osha, sino Mae, cuadrando la narrativa que se venía manteniendo desde el inicio.
Está claro que hay un rencor de Mae hacia los Jedi, pues durante la conversación, Osha le pregunta se ha sido ella quien mató a Indara, recibiendo una respuesta afirmativa acompañada de la frase “los mataré a todos”, teniendo intención de seguir con los asesinatos. En esas, Osha se despierta, viendo inmediatamente que la nave en la que viajan Sol, Fandar y Jecki Lon (Dafne Keen) se aproxima para capturarla, iniciando una persecución por el paisaje gélido del planeta, hasta que Osha queda atrapada en un risco sin salida, diciéndole a Sol que ella no es la responsable de la muerte de Indara, dando esto paso a una tensa situación en la que se precipita al vacío, pero es salvada mediante la Fuerza por Sol.
Para finalizar el episodio, vemos el primer vistazo al Lord Sith al que Mae sirve, una figura oscura y tenebrosa en lo alto de las rocas de una playa, pronunciando unas palabras que evidencian su posición en contra los Jedi, “los jedi viven en un sueño y creen que todos los demás lo compartimos”, remarcando una cosa interesante que será abordada más adelante, haciendo referencia a que los Jedi son prácticamente imbatibles, pero una “Acólita puede destruir el sueño”.
Fantástico primer episodio de una serie que parece tener lo mejor de series de Star Wars como Ahsoka y Andor, teniendo acción, suspense e investigación. Desde luego, no se puede tener un arranque mejor para un título que promete emociones fuertes por todo lo planteado.