El episodio 3 de la temporada 2 de La Casa del Dragón empieza con un claro ejemplo de lo que será la guerra civil Targaryen, cruel y sangrienta, con unas consecuencias inimaginables para ambos bandos. Esto se empieza a ver plasmado a través del conflicto conocido como la Batalla del Molino Ardiente, donde la Casa Bracken y la Casa Blackwood, sumidas en disputas desde hace siglos, se enfrentan en una contienda a propósito de su pertenencia al bando de los Verdes y los Negros, respectivamente, en lo que es el preámbulo de la Danza de los Dragones. Mientras tanto, Daemon llega a Harrenhal para tomar la antigua fortaleza, con Criston Cole movilizando las fuerzas con el mismo propósito. Como dirían en El Señor de los Anillos, las almenaras arden, y esto significa que la batalla se acerca a pesar de los esfuerzos de Rhaenyra por tratar de evitarla.
Rhaenys aconseja a Rhaenyra que intente ser conciliadora con Alicent
Tras la trágica muerte de los hermanos Erryk y Arryk, enviado este último por Cole a Rocadragón para matar a Rhaenyra (Emma D'Arcy), la evidencia de que el conflicto está alcanzando cotas elevadas hace que se tengan que tomar decisiones al respecto, debiendo apostar por una línea de acción o por otra. Durante el entierro de los gemelos Cargyll, Rhaenys (Eve Best) tiene una conversación con Rhaenyra sobre este intento de ataque sufrido, indicando que el movimiento no hubiese sido permitido por Otto Hightower y que los jóvenes han asumido el control, caracterizados estos por la impulsividad.
Sabiamente, Rhaenys expone a Rhaenyra que ir a la guerra no traerá más que muerte y destrucción a gran escala, llegando a un punto en el que los motivos que iniciaron el conflicto quedarán difuminados, pues la sucesión de los actos por parte de ambos bandos ha hecho que se entre en una espiral difícil de salir. La alternativa planteada por Rhaenys es entablar diálogo para buscar una solución pacífica antes de que se llegue más lejos de lo que ya se ha llegado, planteándole a Rheanyra que hable con Alicent (Olivia Cooke) para llegar a una entente, algo que esta no ve nada claro considerando a la que antaño fue su amiga como una de las principales responsables de lo que está ocurriendo.
Las Tierras de los Ríos y Harrenhal se erigen como claves en la guerra
Tras la Batalla del Molino Ardiente, las Tierras de los Ríos no tienen un liderazgo claro, pues a pesar de que se indica que los Bracken salieron victoriosos por poco contra los Blackwood, las bajas en ambas casas fueron muy numerosas. Con todo ello, en calidad de nueva mano del rey, Cole propone a Aegon partir con un grupo de exploración para reagrupar a los Bracken y evitar así que los Blackwood puedan reamarse, teniendo como principal objetivo sumar más efectivos para tomar Harrenhal. A todas estas, Gwayne Hightower, hermano de Alicent, llega a Desembarco del Rey para unirse a Cole en su misión. Cole no está contento con la presencia de Gwayne, pero Alicent lo ha traído para vigilarlo, puesto que no se fía absolutamente nada de Cole
Sin embargo, el planteamiento de Cole para tomar Harrenhal seguro que no cuenta con que Daemon (Matt Smith) y su dragón Caraxes ya están allí para reclamar el que una vez fue el castillo más grande de los Siete Reinos, reducido ahora a una gran estructura en ruinas donde las goteras se hacen presentes con la lluvia. Dando la sensación de estar abandonado en primera instancia, Daemon recorre el castillo hasta que encuentra a un puñado de miembros restantes de la Casa Strong, liderados por Simon Strong, quien jura lealtad por Rhaenyra. Daemon revela sus planes a Simon, dejando claro que tiene intención de formar un ejército en las Tierras de los Ríos con Harrenhal como lugar para albergarlo.
Harrenhal esconde oscuros secretos, teniendo cierta fama de tener un legado maldito, pareciendo estar embrujado por sus propios fantasmas. Daemon no tarda en experimentar un suceso que podríamos catalogar como paranormal, sufriendo una visión nocturna que implica a la joven Rhaenyra (Milly Alcock), quien tiene sobre su regazo al joven Jaeherys mientras le vuelve a coser la cabeza. "Siempre maquinando de acá para allá y me toca deshacer tus entuertos” dice Rhaenyra. Daemon finalmente sale de esa ilusión, apareciendo lejos de sus aposentos, concretamente de pie en el bosque de dioses, siendo observado por una mujer de pelo oscuro (Gayle Rankin), quien le menciona siniestramente a Daemon que morirá en Harrenhal.
La disputa por Harrenhal va a ser uno de los puntos de interés en los próximos episodios, siendo un emplazamiento clave por mucho que actualmente sea una sombra de lo que fue. Está por verse si Daemon y Cole llegarán a enfrentarse cara a cara por la posesión de este y quien consigue reunir más hombres en las Tierras de los Ríos para su causa.
Rhaenyra toma una decisión difícil
En Rocadragón, el consejo no esta alineado con los pensamientos y tácticas de Rhaenyra, queriendo estos acudir a la guerra cuanto antes, demostrando tener la misma sed de sangre que tiene Aegon y sus vasallos, por lo que el paralelismo entre ambos bandos es evidente salvo por algunas excepciones como es el caso de Rhaenys, quien sus palabras parecen haber influido en la forma de actuar de la reina.
Todo ello lleva a que Rhaenyra tome la decisión de que Rhaena se lleve a sus hijos menores a Pentos, pidiéndole que sea la madre que ella ahora no puede ser, siendo una manera de protegerlos en previsión de que el conflicto avance. Además, Rhaenyra también confía a su hijastra la custodia de cuatro huevos de dragón para evitar que caigan en manos de sus enemigos.
Rhaenyra viaja a Desembarco del Rey para dialogar con Alicent en un intento por evitar la guerra
Cada decisión cuenta en el devenir de los acontecimientos y Rhaenyra acertó de lleno al liberar a Mysaria en el episodio anterior, añadiendo a una poderosa aliada a su causa. En pago por haberla salvado de Arryk, Mysaria (Sonoya Mizuno) le pide a Rhaenyra que le otorgue un puesto en su corte, siendo una petición aceptada por la reina, quien no tarda en poner a prueba la valía de Mysaria.
La conversación de Rhaenyra con Rhaenys le hace reflexionar acerca de dialogar con Alicent para intentar así evitar la guerra. La tarea es sumamente complicada, pues esto implica que Rhaenyra tenga que ir a Desembarco del Rey para verse cara a cara con Alicent, siendo esto difícil debido a las altas medidas de seguridad presentes. Es aquí cuando entra en juego Mysaria, quien conoce todos los secretos de la Fortaleza Roja, así como las rutinas de Alicent, indicándole a Rhaenyra dónde la puede encontrar sin que esta esté vigilada. Después de colarse en Desembarco del Rey, Rhaenyra se encuentra con Alicent rezando en el altar, iniciando ambas una conversación que termina con una revelación impactante para Alicent, quien durante todo este tiempo pensaba que las últimas palabras de Viserys nombraban a Aegon como su sucesor, pero en realidad Rhaenyra se da cuenta de que su padre se refería a Aegon El Conquistador.
Alicent, consciente de que su error ha originado innumerables problemas, se niega a reconocer que malinterpretase las palabras de Viserys, decidiendo obviar las palabras de Rhaenyra. Esta era la última oportunidad para evitar una guerra cuyo precio a pagar será enorme en ambos bandos.