Después del éxito cosechado con Avengers Endgame que culminaba el arco argumental iniciado en 2008 con Iron Man, Marvel comenzó una nueva etapa con nuevos personajes, uniéndose a los ya existentes. Este nuevo periodo en el UCM vino acompañado de un tono más liviano en las producciones con la introducción de un mayor número de momentos cómicos a lo largo del metraje, maximizando lo que tan bien había funcionado en pequeñas dosis en títulos anteriores. Este hecho ha provocado que tramas que sobre el papel son de un carácter más serio, se vean diluidas, si bien es cierto, películas como Black Panther Wakanda Forever o Doctor Strange en el multiverso de la locura han mantenido la fórmula clásica, otros como Thor Love and Thunder, han llegado incluso hasta la caricaturización del personaje propiciando situaciones absurdas, pero esta tendencia parece haber empezado a cambiar con Invasión Secreta.
Secret Invasion es una adaptación del cómic homónimo de Marvel escrito por Brian Michael Bendis. La serie protagonizada por Samuel L. Jackson deja claro desde el primer episodio las intenciones en cuanto a tono se refiere, predominando la seriedad y oscuridad, intentando replicar lo realizado en títulos como, El Soldado de Invierno y Civil War que tan buenas críticas cosecharon en su momento. Lo cierto es que la serie de Disney+ cumple con su cometido en este aspecto, pero quizás, se queda a medias en cuanto al desarrollo de la historia se refiere.
Podemos decir, que Invasión Secreta es una continuación directa de la primera película de Capitana Marvel, puesto que los hechos acaecidos al final de la cinta protagonizada por Brie Larson, donde los Skrulls pierden su planeta por la guerra con los Kree, y son refugiados en la tierra con la ayuda de Nick Furia, es el inicio del conflicto que se plantea en la serie. Dicho conflicto, reside en la existencia de un grupo disidente de Skrulls liderados por Gravik, que están intentando hacerse con el control del planeta con el objetivo de convertirlo en su nuevo hogar, sin necesidad de ocultar su verdadero aspecto. Ante esta situación, Talos, en oposición a los actos de esa facción rebelde, requiere la ayuda Furia para buscar una solución al conflicto. Aquí es donde la trama empieza a adquirir tintes de thriller y espionaje, pues la hija de Talos, G’hia (Emilia Clarke), está entre dicho grupo. Con todo esto y las bases de la trama ya asentadas, el potencial de la misma es enorme, pues cualquiera puede ser un Skrull y estar conspirando para conseguir su objetivo, sin embargo, el problema reside en que la sucesión de acontecimientos es demasiado acelerada, lo que propicia que no se le de suficiente profundidad a las distintas situaciones que tienen lugar.
La trama evidencia falta de tiempo para desarrollarse
Aunque estamos ante una miniserie de 6 episodios, lo cierto es que existe la sensación de apresuramiento en todo momento. Desde los primeros compases de la trama se revelan todas las intenciones de los Skrull, provocando que no se llegue a crear una atmósfera de misterio y tensión, debido a que todas las cartas se ponen sobre la mesa, diluyendo de esa forma el factor sorpresa, una evidencia que se pone de manifiesto con el personaje de Maria Hill (Cobbie Smulders). Su presencia, siempre ha sido recurrente en anteriores producciones de Marvel, siendo un personaje con un peso específico en las distintas tramas y fiel colaboradora de Nick Fury, por lo que en esta ocasión se esperaba aún más que fuera una pieza clave para el desarrollo de la historia, pero la realidad es que ha sido todo lo contrario.
En una trama de espías e infiltración, el personaje de Maria Hill, se antojaba básico pues de trata de una agente de alto nivel de S.H.I.E.L.D, siendo sobre el papel un activo importante para la resolución del conflicto que expone la serie, pero lo cierto es que su cuota de participación se reduce al primer episodio, concluyendo este con su muerte. Precisamente en este punto es donde se demuestran las carencias de profundidad de la serie, pues has acabado con un personaje importante desde el primer momento, siendo prácticamente intrascendente, ya que incluso Nick Fury apenas refleja el dolor de su pérdida ni tiene un impacto en sus actos posteriores. Todo lo que sucede es como si se pasara de puntillas sobre ello, es decir, es una historia muy interesante pero carente de alma, por lo que, en este aspecto más metraje hubiese sido necesario pues incluso el último episodio es de los más cortos.
La sensación de amenaza es baja
La serie de Disney+ como su título bien indica, trata de un intento de usurpación encubierta del planeta, un acto que de producirse sería de consecuencias catastróficas. El problema es que durante la duración de la trama, el espectador no tiene la sensación en ningún momento que eso se vaya a producir y esto es una contradicción con el villano Gravik, ya que el personaje interpretado por Kingsley Ben-Adir se presenta como un auténtico tirano que no duda en hacer lo que haga falta para conseguir su propósito, por ello sus actos deberían reflejar mucho más peligro, sintiendo el espectador que la situación tiene difícil solución, cosa que no se produce y se limita a pequeñas escaramuzas.
Esto está intrínsecamente ligado con la batalla final entre Gravik y G’hia, donde el primero después de tanta muestra de maldad y poder sucumbe al instante sin mayor oposición que unos cuantos golpes, resulta decepcionante que en ningún momento se tenga la sensación que Gravik, convertido en un Super Skrull, va a salir victorioso y que no queda nadie que pueda hacerle frente.
Una invasión descafeinada
La conclusión que se puede extraer de Invasion Secreta es que ha sido una serie irregular, sin llegar a aburrir en ningún momento, pero no explota todo el potencial que se podía intuir antes de su estreno, faltando contundencia y con algún que otro agujero de guion. A pesar de sus fallos, también tiene aspectos positivos como la exploración de la relación entre Nick Fury y los Skrulls, sobre todo con Talos, y la aparición del personaje de G’hia, que en manos de Emilia Clarke tiene un futuro prometedor.
Habrá que esperar para ver qué impacto tiene Secret Invasion en los próximos proyectos de Marvel, la siguiente parada The Marvels, con fecha de estreno para el 9 de noviembre y protagonizada por Brie Larson, Teyonah Parris e Iman Vellani.