Los responsables de Shogun tenían razón cuando se desmarcaron de esas comparaciones que asemejaban la serie que adapta la novela de James Clavell, con Juego de Tronos, haciendo hincapié en que esta estaba más cerca de Succession que de la adaptación de la obra literaria de George R.R. Martin. Shogun es mayoritariamente una serie de intrigas políticas y traición, donde la acción y las grandes batallas apenas han tenido presencia en los ocho episodios que se llevan emitidos, a pesar de que desde un principio parecía que la guerra bélica entre Toranaga (Hiroyuki Sanada) e Ishido (Takehiro Hira) abarcaría gran parte de la temporada, sin embargo, la trama está fundamentada mayoritariamente en una guerra de desgaste, donde la estrategia se ha erigido como el factor determinante, llevando a acciones inverosímiles en pos de conseguir la victoria.
El episodio anterior finalizó de manera contundente, debido a esa fatídica muerte de Nagakado cuando iba a matar al traidor de su tío. Esto, evidentemente ha marcado el tono del octavo episodio titulado La sima de la vida, donde un Toranaga apesadumbrado, enfermo y aparentemente rendido se dirige a Edo, ciudad que regenta, donde pasará 49 días de duelo hasta su traslado a Osaka para ser juzgado por traición, después de que fuese traicionado por su hermanastro. La actitud de Toranaga es realmente insólita, dando una sensación de hastío a través de la cual transmite sus pocas ganas de revertir la situación a la que se enfrenta, asimilando el destino que se le impone. Esto provoca malestar entre el clan de Toranaga, siendo el sobrino de Yabushige (Todanabu Asano), Kashigi (Hiroto Kanai), uno de los más críticos junto a algunos de los generales, quienes no se resignan, instando a presentar batalla sea cual sea el desenlace y las consecuencias.
Paralelamente, Blackthorne (Cosmo Jarvis) parece cada vez menos dispuesto a volver a casa, aunque por fin se le ha concedido lo que durante muchos meses ha estado ansiando, que es la devolución de su barco y su tripulación, pero algo cambia en su interior cuando va a ver a los que fueron sus hombres y tiene un incidente con uno de ellos, sintiendo una sensación de rechazo ante todo lo que representan estos, sencillamente, bárbaros, sin ningún tipo de modales y escrúpulos, algo de lo que él mismo ha sido catalogado durante su estancia en Japón. Esta claro que su convivencia con Toranaga y sobre todo con Mariko, ha llevado a Blackthorne a darse cuenta de muchas cosas y a saber valorar la cultura y los pequeños detalles de la sociedad japonesa. Este cambio lleva a que Blackthorne tampoco acepte la decisión de Toranaga, acudiendo a Yaushige para proponerle una ofensiva contra Osaka, haciendo uso de su barco, algo a lo que en primera instancia este se niega, pero los acontecimientos del final del episodio le hacen cambiar de opinión.
Por otro lado, esta Mariko (Anna Sawai), quien tiene un cara a cara con su marido Buntaro (Shinnosuke Abe) a lo largo de una delicada y a la vez tensa escena, donde el arte de la preparación del té es un personaje más. La conversación entre ambos deriva en que ante la rendición de Toranaga, no viendo salida posible, Buntaro le propone a Mariko que ambos cometan seppuku, algo que ella había estado solicitando durante mucho tiempo, sin embargo, esta reconoce explícitamente que este deseo se debía principalmente a lo infeliz que era en el matrimonio, siendo prácticamente imposible en aquella época separarse. La confesión de Mariko es dura, pues llega a afirmarle a Buntaro que “preferiría vivir mil años más, que morir así contigo”.
Toranaga tiene un plan, por inverosímil que parezca
La forma de actuar de Toranaga es desconcertante durante la mayor parte del episodio, negándose tajantemente a llevar a cabo cualquier tipo de acción contra el Consejo Regente, algo que ni sus propios hombres más cercanos se creen, debido al carácter combativo y calculador de este. El culmen se alcanza cuando Toranaga convoca un concilio por así llamarlo con los pesos pesados de su clan, haciéndoles firmar un documento para aceptar la rendición, en ese momento, los generales se niegan a firmar, provocando que Hiromatsu también se revele.
Hay que recordar que Hiromatsu es una de las figuras más cercanas de Toranaga, pero tampoco acepta la decisión de rendición que ha tomado, afirmando que, si no cambia de parecer, se hará el seppuku, pues se está tirando por la borda todo lo que se ha construido, recordándole que es el único y verdadero amigo que ha tenido, pero ni por esas decida variar su posición. Esto conduce a darnos cuenta que Hiromatsu no va de farol, pidiéndole a su hijo Buntaro que le secunde, quitándose la vida ante los ojos perceptiblemente llorosos de Toranaga.
La escena propicia una incredulidad total, incluso a nosotros mismos como espectadores, no siendo capaces de asimilar que ha sucedido, hasta que Toranaga está conversando posteriormente con Mariko, revelando que todo forma parte de un plan, afirmando que Hiromatsu se ha asegurado de ello, sirviendo también como motivo para que Yabushige cambie de opinión sobre la proposición de Blackthorne. Toranaga le reconoce a Mariko que Hiromatsu estaba cumpliendo con su deber, siendo su muerte una pieza clave para que Ishido y Ochiba-no-kata (Fumi Nikaido) crean que su derrota es real, preguntándole además a Mariko si está preparada para cumplir con su parte, siendo esto algo que ya se veía venir con anterioridad, pudiendo sacar partido de la relación cercana que mantuvo en el pasado con Ochiba-no-kata. Al final, Mariko parte junto a Blackthorne y Yabushigue de camino a Osaka por orden de Toranaga
Se presupone que los dos episodios que quedan por emitirse estarán repletos de sorpresas, no habiendo un mínimo atisbo de que deparará la trama, y ni mucho menos cual será el desenlace.