Desde el primer momento en que Oppenheimer llegó a las salas de cine, hubo una unanimidad entre la crítica acerca de la sobresaliente calidad de la misma, siendo un éxito absoluto entre los espectadores al crear un fenómeno improbable junto a Barbie, retroalimentándose ambas para alcanzar cotas mayores en taquilla. Es cierto que la película protagonizada por Margot Robbie como Barbie y Ryan Gosling como Kent fue la más taquillera del año con una influencia notable por su mensaje, pero Oppenheimer se postuló desde el principio para ser una de esas películas llamadas a situarse en un lugar especial en la historia del séptimo arte.
A priori, la apuesta de Christopher Nolan por Oppenheimer se podía considerar un proyecto arriesgado, debido a ser un biopic sobre el creador de la bomba atómica, cuya duración alcanza las tres horas y con una calificación por edades R, la cual acota el número de espectadores que pueden acudir a verla. Sin embargo, Universal confió en la visión de Nolan otorgándole un presupuesto de 100 millones de dólares para hacerla realidad, siendo conscientes de que la cinta podía funcionar en taquilla, pero seguramente no al nivel al que ha rendido. El hecho es que el realizador británico se ha convertido con el paso de sus películas en todo un reclamo en sí, siendo su trabajo como director sinónimo de calidad, capaz de llevar al púbico en masa a las salas de cine, algo que hoy en día no es muy frecuente.
El impacto de Oppenheimer ha sido incuestionable, recaudar 958 millones de dólares con una película biográfica de Robert J. Oppenheimer es algo realmente loable, siendo merito absoluto de Nolan que consigue narrar una historia como esta con una profundidad e intensidad fascinantes, todo ello unido a un gran apartado visual, sonoro e interpretativo de la mano de actores como Cillian Murphy, Robert Downey Jr. y Emily Blunt, entre otros. Esto se ha visto perfectamente reflejado en una temporada de premios que ha dominado de principio a fin, culminando con 7 Oscars que refrendan la importancia del filme, siendo la primera vez en muchos años que un largometraje tan taquillero se hace con la preciada estatuilla a Mejor Película y Mejor Director, suponiendo los primeros en la carrera cinematográfica de Nolan aunque parezca mentira dado el impresionante historial de películas que este tiene a sus espaldas.
Estamos hablando que Nolan ha conseguido este reconocimiento después de nada menos que 8 nominaciones, habiendo sido merecedor del Oscar mucho antes por alguno de sus remarcables trabajos, pero parece que durante muchos años la Academia de Hollywood se ha empeñado en dejar a un lado producciones exitosas, centrándose en películas de un corte más independiente, algo que no siempre suele ser lo más acertado. Si nos remontamos hasta 2008, año en el que El caballero oscuro fue estrenada, el impacto que tuvo en el mundo del cine fue notorio, nunca antes ninguna película de superhéroes había presentado un estilo como el que Nolan imprimió en la secuela de Batman, contando una historia dramática, seria y apabullante, muy cercana a lo que es la realidad. Protagonizada por Christian Bale y con un Heath Ledger soberbio como el Joker, el filme está considerado como uno de los mejores de todos los tiempos, pero la realidad es que a la hora de la verdad, la Academia obvió a El caballero oscuro, cuando su evidente repercusión no solo en taquilla, sino también en la manera de hacer cine, debería haber tenido reconocimiento en forma de un Oscar a mejor película o dirección, en un año en el que la ganadora fue Slumdog Millonaire, que siendo fuera de toda duda una gran película, no tuvo la misma influencia en proyectos posteriores.
Después de El caballero oscuro, Nolan fue nominado por Origen a Mejor Película, aunque siguió sin reconocérsele su trabajo como director, cuando la realidad dictaba que estábamos ante alguien cuya capacidad para contar historias impactantes estaba fuera de toda duda. En ese año 2010, la película protagonizada por Leonardo DiCaprio perdió en favor de El discurso del rey. Posteriormente, ya en el año 2014, después de haber finalizado la la trilogía de Batman con El caballero oscuro: La leyenda renace, Nolan estrenó una de sus obras cumbre como es Interstellar, una película que está considerada como una de las mejores de ciencia ficción de todos los tiempos, cuya factura narrativa y técnica está a un nivel excelso, dando lugar a una epopeya que cada vez que se visualiza crea unas emociones difíciles de explicar. Lo insólito de todo esto es que el director británico volvió a quedarse fuera de la carrera por el Oscar a ninguna de las categorías más importantes, siendo una cosa de difícil explicación, pues el filme protagonizado por Matthew McConaughey fue aclamado por la crítica de forma prácticamente unánime.
El panorama empezó a cambiar con Dunkerque, siendo esta nominada a Mejor Película y Mejor Dirección en la edición de 2018 de los Oscar, aunque el resultado fue el mismo. Esta claro que vista la calidad y repercusión de Oppenheimer no se podía negar la evidencia de que Nolan era merecedor sí o sí del Oscar a Mejor Película y Director, de lo contario se hubiese incurrido un error que hubiese puesto en tela de juicio a los premios más importantes del cine.
Ahora mismo, directores como Nolan o el mismo Denis Villeneuve con Dune: Parte Dos, están consiguiendo que sus películas se conviertan en todo un acontecimiento cuando llegan a las salas de cine, algo que posiblemente también suceda con Greta Gerwig a raíz de del éxito de Barbie, por ello sería necesario que estos fuesen puestos más en valor a nivel de reconocimiento, máxime cuando sus películas no son meros éxitos de recaudación, sino que también tienen una influencia indudable en el cine, algo que es digno de alabar.