La Casa del Dragón tiene por costumbre ofrecer momentos de sorpresa en cada uno de sus episodios, muchos de ellos presentes en la obra original 'Fuego y Sangre' de George R.R. Martin, pero otros son completamente inesperados incluso para los más versados en el material literario del escritor estadounidense. Esto es precisamente lo que ha ocurrido en el episodio 3 de la temporada 2 titulado El molino ardiente, albergando este en sus minutos finales un tenso encuentro entre Rhaenyra y Alicent en Desembarco del Rey, siendo una iniciativa de la primera para intentar evitar la guerra. El cara a cara tiene especial relevancia pues las antaño amigas no se habían visto desde antes de la muerte de Viserys, habiendo sucedido muchas cosas desde entonces. La directora del episodio Geeta Patel ha abordado durante una entrevista con Variety la importancia del encuentro de Rhaenyra y Alicent en La Casa del Dragón (2x03).
Patel explica que, aunque la escena entre Rhaenyra y Alicent no aparece en el libro, los guionistas necesitaban introducir una situación como esta en la serie para reforzar el hecho de que las dos son el eje central sobre el que pivota la segunda temporada. “Fue muy intencionado que existiera este momento en el que las protagonistas se enfrentan entre sí. Para los guionistas era importante que Rhaenyra y Alicent fueran el eje central de la temporada, porque esa es la columna vertebral de la primera temporada: la relación entre estas dos mujeres. Para expandir el mundo, queríamos poder volver a ellas. Lo que los guionistas y los actores hicieron tan bien es que, al final del episodio 3, incorporan los episodios 1 y 2. Es casi como una prueba de fuego: si el 1, el 2 y el 3 funcionan, lo sentirás. Si no funcionan, no lo sentirás porque son muchas palabras”.
Explicación a la necesidad de Rhaenyra de ver a Alicent en persona
Partimos del hecho que la idea de Rhaenyra de acudir en busca de Alicent proviene de Rhaenys, quien durante el entierro de los hermanos Cargyll intenta hacer ver a Rhaenyra que el conflicto que se avecina será catastrófico, pudiendo haber una solución que en última instancia evite sumir al reino en una guerra civil entre familiares. Fundamentalmente, ese es el motivo por el que Rhaenyra se arriesga a ir a Desembarco del Rey, pero según afirma Patel también hay cierto egoísmo por su parte al haber un componente emocional relacionado con los sentimientos de su padre hacia ella.
Gran parte del sentimiento en esa escena proviene del Episodio 8 de la temporada pasada, que también tuve la suerte de dirigir, porque ahí es donde Viserys le demuestra a Rhaenyra que la ama, y la pone en primer lugar porque se levanta de la cama cuando se está muriendo y camina a través de esa sala del trono. Ese momento, si es lo suficientemente visceral, se traslada a la Temporada 2. Cuando Rhaenyra va a ver a Alicent y le dice: ‘Oye, tenemos que detener esta guerra’, siento que en realidad está allí de manera egoísta por sus propias razones emocionales. ‘¿Mi padre me amaba? Porque pensé que me amaba, y luego cambió de opinión contigo’. No estoy seguro de que ella sea consciente de que eso es lo que la impulsa. Esa escena está llena de toda la dramaturgia de todo lo anterior.
Al final, se demuestra que todo el conflicto entre los Negros y los Verdes por hacerse con el Trono de Hierro se reduce a una malinterpretación de Alicent a las palabras de Viserys, quien antes de su muerte pronuncia el nombre de Aegon, pensando esta que se refería al nombre de su hijo para nombrarle heredero. Sin embargo, Rhaenyra cae en la cuenta de que su padre se refería a Aegon El Conquistador, ya que lo definió como “el príncipe que fue prometido para unir al reino”, algo que está presente en la Canción de Hielo y Fuego, una historia que Viserys le contó a Rhaenyra.
La conversación entre Rhaenyra y Alicent solo hace que poner de manifiesto el gran error cometido por esta última, habiéndose dejado llevar por el desconocimiento y en cierta forma por la ambición desmedida de que su hijo fuera el heredero. Ahora, después de todo, a Alicent no le queda más remedio que mentir y seguir apoyando lo que ella consideraba como la verdad, aunque en el fondo sabe que es culpable.