El final de Shogun emitido esta semana ofreció una conclusión de la historia muy satisfactoria, cerrando prácticamente todos los arcos argumentales que se habían abierto a lo largo de la temporada. Una de las claves de la adaptación de la obra literaria de James Clavell llevada a cabo por Rachel Kondo y Justin Marks, ha sido una narrativa exquisita a través del desarrollo de los personajes, basando su trama en las relaciones entre estos y cómo afectan en el devenir del conflicto, alejándose de ese belicismo que se cabía prever en un principio cuando la serie emitió los primeros capítulos.
La estrategia es un factor fundamental en Shogun, estando representada en todo momento en la figura de Toranaga (Hiroyuki Sanada), demostrando este una inteligencia por encima de la media para manejarse en el tablero político del Japón de aquella época. Todos esos movimientos en las sombras que Toranaga lleva a cabo, terminan con él convertido en Shogun, término acuñado para referirse al gobernante de facto de todo Japón, siendo nombrado por el emperador para gobernar en su nombre. A lo largo de la serie, Toranaga niega constantemente que su objetivo sea convertirse en Shogun, pero la conversación que mantiene con Yabushige (Tadanobu Asano), plantea algunas dudas al respecto.
Durante una entrevista de Sanada con The Hollywood Reporter, el actor ha sido preguntado si el objetivo de Toranaga fue siempre convertirse en Shogun o por el contrario las circunstancias le llevaron indirectamente a ello
Bueno, tuvimos mucho cuidado de nunca decir claramente si siempre lo quiso o no. Tan pronto como alrededor del episodio cuatro, él dice que no está interesado en convertirse en Sh?gun - pero él dice muchas cosas por razones estratégicas y su verdadera intención es a veces misteriosa. Si me preguntas, creo que esa afirmación es cierta en esta versión de la historia. Toranaga no buscaba específicamente ese puesto, pero finalmente, necesita el título de Sh?gun para hacer realidad su sueño de paz.
El paralelismo entre Hiroyuki Sanada y Toranaga
Desde antes de comenzar con la producción de Shogun, Kondo y Marks tenían claro que la serie debía tener un gran rigor histórico en referencia a la cultura japonesa, no queriendo incurrir en errores típicos que en ocasiones se suelen cometer en Hollywood. Antes esto, la determinación que tomaron fue nombrar a Sanada como productor ejecutivo, encargándose este de los aspectos clave para lograr una ambientación lo más precisa posible con la realidad de la época en la que se ambienta Shogun. Su papel como productor, según relata Sanada, estableció un paralelismo con Toranaga, en relación a querer o no querer un cargo concreto.
Me sentí relacionado con esto porque en cierto modo se superponía con mi posición en esta producción. Ya sabes, en todas las películas y series de televisión en los que trabajé antes, nunca quise ni pedí el título de productor. Pero en este proyecto comencé a sentir el límite de lo que puedo decir y hacer detrás de escena como actor. Sabes, a veces tenía una opinión firme sobre cómo deberíamos manejar algo, pero dudaba un poco en decirlo y no quería herir el orgullo de otros actores o miembros del equipo.
Finalmente, sin embargo, me pidieron que esta vez fuera productor completo. De inmediato sentí una gran diferencia entre tener este título y no tenerlo. Podría compartir mis puntos de vista de inmediato. Todos escucharían y la producción seguiría adelante. Tener este título me permitió ayudar a hacer un espectáculo mucho mejor. Entonces tal vez sucedió lo mismo con Toranaga. Realmente no lo quería. Pero en algún momento, se dio cuenta de que la única manera de crear una era pacífica era convertirse él mismo en Shogun.
Por la deriva de los acontecimientos, es muy difícil pensar que el plan de Toranaga fuera desde el principio convertirse en Shogun, habiendo demasiados condicionantes para planteárselo si quiera, otra cosa es que, en base a lo sucedido, Toranaga se viese obligado a aceptar el cargo de Shogun, tal y como apunta Sanada.
